Un resbalón en la ducha, la caída desde cierta altura, un tropezón con una rotura de cadera y un largo periodo de recuperación… Nuestra vida puede cambiar de rumbo en un instante. ¿Sabías que en España ocurren 23 accidentes personales por hora? Eso sin contar los accidentes de tráfico. La probabilidad de sufrir un percance es mayor que la de ganar la lotería y, sin embargo, ¿cuántos de nosotros jugamos a la lotería y cuántos tenemos un seguro?
Aquí es donde entran en juego el seguro de accidentes y el seguro de vida. Aunque a menudo se confunden, son dos redes de seguridad distintas pero complementarias:
El seguro de accidentes se centra en los imprevistos: caídas, golpes, accidentes de tráfico. Además de cubrir fallecimiento e invalidez por accidente, puede incluir gastos médicos y hasta invalidez parcial.
El seguro de vida es como un paraguas amplio. Cubre fallecimiento o invalidez por cualquier causa: accidente, enfermedad o muerte natural. Su objetivo es garantizar la estabilidad económica de tu familia si tú faltas.
¿Cuál elegir? Depende de tus circunstancias. Si tienes una profesión de riesgo o pasas mucho tiempo en la carretera, y si especialmente trabajas por cuenta propia, un seguro de accidentes podría ser crucial para tener unos ingresos que te ayuden mientras te recuperas. Si buscas una protección más amplia para tu familia, el de vida sería la mejor opción.
Lo ideal es combinar ambos. Así, estarás cubierto ante cualquier imprevisto, sea cual sea su origen.
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